La vitamina C , también conocida como ácido ascórbico, es una vitamina hidrosoluble, que cumple funciones muy importantes en la biosíntesis del colágeno, carnitina y catecolaminas y es un antioxidante potente.
Las dosis altas de vitamina C se han estudiado como un tratamiento para pacientes con cáncer desde la década de 1970.
Estudios prospectivos indican que altas dosis de vitamina C, mejora la vasodilatación con disminución del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, incluyendo enfermedades coronarias, accidentes cardiovasculares y presión sanguínea elevada.
En estudios de laboratorio se observó que, las dosis altas de vitamina C pueden disminuir el crecimiento y la diseminación de las células cancerígenas ,interrumpiendo el crecimiento del tumor (tumores de próstata, páncreas, hígado y colon, así como de otros tipos de cáncer).
Peróxido de hidrógeno, cuando está expuesto a sangre o fluidos corporales de otros, que contienen la enzima catalasa, se divide químicamente en oxígeno y agua.
¿Recuerdas cómo el peróxido de hidrogeno se espumea cuando lo colocas en la herida? La espuma es el oxígeno que se producen por la acción de la catalasa en el peróxido de hidrógeno. Una pequeña cantidad de peróxido de hidrógeno puede ofrecer grandes cantidades de oxígeno a los tejidos.
Las dosis altas de vitamina C se administra por infusión intravenosa (IV) , logrando así concentraciones mucho más altas en la sangre.
Las dosis altas intravenosas de vitamina C no es toxico y en experiencia de más de 20 años no se han visto reacciones secundarias.
Se recomienda un total de 3 o 10 tratamientos una vez o dos por semana, dependiendo del tipo de tratamiento.
Estos pacientes mejoraron la calidad de vida.
El funcionamiento físico, mental y emocional, así como los síntomas de fatiga, náuseas y vómitos, dolor y pérdida del apetito.
Hay evidencias que también acorta la duración del resfriado común.
Es útil en la prevención de la enfermedad de la gota.
Mejora la función del sistema inmunitario.
Ayuda en procesos de cáncer.